Titulo: Digamos que…
Que noche tan completa. La luna está llena, y ella es la única luz que alumbra hoy, nubes claras con un fondo oscuro recorriendo el cielo, llamando mi atención. Las dos de la madrugada y yo escribiendo, será que estoy vacio o quizás esté muy lleno, será que tú me inspiras. Necesidad de escribir para sacar esas emociones de mi cabeza para conciliar el sueño… y con suerte soñar. Los sueños… posiblemente, lo más parecido a volar para un humano, por sí mismo.
Y digamos que… yo hoy quiero volar, volar hacia ti, mi musa. Tú, que haces que sueñe las cosas que en el pasado no había ni pensado, esas cosas asombrosas que solo tú puedes dar. Esta noche me la paso imaginando tu figura de inigualable hermosura. Quizás vea besos donde nunca habrá nada y a la larga, eso, causara mi sufrimiento. Pero los momentos que tu personalidad me concede, esas horas maravillosas que la mismísima fantasía, si fuera material, desearía para sí misma. Esos momentos son mis sueños.
Luego, en esos días que en los que verte es la prioridad. En esos ratos en los que me das vida, como a un muñeco de trapo que necesita que le den cuerda, este ya deteriorado por el tiempo y sufriendo las heridas provocadas antaño, estas piden tu asistencia.
Esta noche, digamos que… Un retorcido pensamiento de perderte ronda en mi cabeza, vuelve negra esa luz de luna, ahora mis suspiros son más profundos. Suspiros convertidos en poesía. Poesía… el arte en la literatura, pincelada en forma de letras, moldeadas hasta transmitir tanto como una imagen. Música en papel, suena el rasgueo de la tinta.
Hoy, sigo escribiendo, y son las 11 de la noche hace 4 horas que el sol se escondió dejando paso al hermoso satélite. Parece que sin su presencia tengo miedo a declararme ante las palabras salidas de tu recuerdo. Otro día más ha pasado pensando en ti. Pasan rápido. Apenas distingo las horas en tu ausencia… y ya son las 2:55.
Desentierro recuerdos contigo de días enteros con tu presencia, ellos susurran; “Y mirar tus ojos casi negros cuando tú no miras, comerte con la mirada, analizar cada rasgo de tu piel pálida, recorrerla, saborearla, para posteriormente, echarla de menos. Y cuando te das cuenta de mi continua mirada, me miras y yo atónito y vergonzoso aparto mi mirada, pero tus manos agarran mi cara, tú sin esfuerzo consigues detener mi huida. Haces que te mire, que mire a tus ojos castaño oscuro que parecen decir algo, parecen desear algo, dudan. Sentimientos percibidos a trabes de nuestras miradas, un día cualquiera, una tarde cualquiera, ya el sol escondiéndose”
Esta noche se siente más oscura que nunca, está noche… sin ti, sin tu presencia. Siento como me absorbe, como me lleva hacia las oscuras sombras de la melancolía. El deseo de seguir viéndote esta noche es tal, que me quita el sueño. Siento lóbregas sombras en forma de manos que me acarician acostado en mi cama, como un recuerdo marchitado de ti manifestándose ante mí, para hacerme recordar cuan de menos te echo.
Y digamos que… si tú en mi futuro no estás... no sé, digamos que no eres mi destino ¿Qué he de hacer? ¿He de esperar sentado? ¿He de verte ir, he de mirar cómo te desvaneces en un simple recuerdo? Ahora, entristecidas lágrimas caen en forma de desahogo. Y si el Mundo quiere arrebatárteme que lo intente, pues yo con mi simple arte, moveré mis fichas, jugare a su juego, El no se lo espera. Y ahora…
Digamos que… Jaque mate Mundo. No esperare ver cómo te llevas a mi inspiración, mi musa… Esta noche… Solo mía.
Firma: Aldo S. Delgado Cruz (Curso 3ºC del IES Tafira, Año: 2010/11)
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